Los brotes de antracnosis provocan daños fortuitos en los cultivos en todos los ámbitos de la producción.
Distribución geográfica
La antracnosis puede atacar cultivos en cualquier lugar del mundo. Los aislamientos de las espinacas se reconocen como una forma especializada de este patógeno.
Síntomas y diagnóstico
Las manchas de la hoja son lesiones pequeñas, acuosas, que se pueden volver cloróticas y adquirir posteriormente una tonalidad marrón. Las plantas pueden marchitarse a medida que las lesiones se fusionan y provocan la muerte de las hojas. La presencia de cuerpos micóticos pequeños y negros (acérvulos) dentro de las manchas foliares circulares es una herramienta de diagnóstico útil que permite diferenciar fácilmente esta enfermedad de otros tizones de la hoja, como el Stemphylium o el Cladosporium.
Condiciones para que se desarrolle la enfermedad
En la mayoría de los casos, la fuente de infección es un residuo de cultivo infectado, una emergencia espontánea o semillas infectadas. Las esporas se dispersan mediante el riego y las salpicaduras de la lluvia. Los periodos prolongados de humedad favorecen el desarrollo. La enfermedad puede colonizar el tejido necrótico o dañado. El patógeno ataca una amplia diversidad de especies vegetales, incluidos cebolla y tomate. La dispersión entre distintas plantas huéspedes es, por tanto, posible.
Impacto e importancia
La antracnosis puede causar daños por sí sola o formar parte de una combinación de plagas foliares que ocasionan pérdidas menores. El uso de semillas sanas debería contribuir a controlar la enfermedad.