El moho negro suele estar presente en el suelo y como saprófito en residuos vegetales. Puede causar problemas en los cultivos de cebollas y ajos, sobre todo si las temperaturas son extremadamente elevadas, cuando el cultivo ya ha alcanzado la fase de maduración o está en almacén.
Distribución geográfica
Esta enfermedad es particularmente dañina para los bulbos de cebolla y ajo en regiones tropicales y subtropicales, pero puede darse en todo el mundo.
Síntomas y diagnóstico
La característica más importante es la presencia de esporas de moho pulvurulento en la superficie o entre las escamas del bulbo. Los bulbos afectados pueden mostrar distintos grados de podredumbre blanda, aunque esto también podría deberse a otros hongos o bacterias. En los cultivos en fase vegetativa, se pueden apreciar diversos síntomas en las zonas dañadas o partidas de los bulbos en desarrollo.
Condiciones para que se desarrolle la enfermedad
A. niger se transmite por semillas, aunque el suelo es otra vía importante de inoculación. A. niger coloniza las hojas viejas de la cebolla durante el periodo vegetativo y puede propagarse al cuello del bulbo y, posteriormente, al propio bulbo. La enfermedad puede propagarse dentro del cultivo y a los cultivos contiguos mediante esporas aerotransportadas por el viento durante la recolección. Los problemas causados por esta enfermedad surgen a temperaturas extremadamente altas (>30 °C) y durante periodos muy húmedos. El patógeno permanece relativamente inactivo a temperaturas por debajo de 15 °C. En el Reino Unido solo surgen problemas con las cebollas después de la recolección si las temperaturas de almacenamiento y la humedad son demasiado elevadas. Aunque el moho negro puede dar problemas en regiones de clima moderado, donde más problemas causa es en las regiones tropicales y subtropicales, que ofrecen condiciones naturales favorables para el desarrollo de esta enfermedad.
Impacto e importancia
En Europa, en ocasiones causa problemas de moho negro. Los efectos del tratamiento de las semillas pueden ser limitados, ya que el patógeno suele estar presente en el suelo. El impacto de esta enfermedad puede minimizarse mediante una gestión cuidadosa de los cultivos durante la recolección y el almacenamiento.